En una jornada que ha captado la atención mundial, el expresidente Donald Trump ha superado la barrera de los 270 votos electorales tras obtener resultados favorables en estados clave como Pensilvania. Este hito lo coloca nuevamente en el despacho oval de la Casa Blanca, cuatro años después de su última gestión.
Trump acumuló 71 millones de votos populares, superando a su oponente demócrata, quien obtuvo 62 millones de votos. Esta sólida ventaja refuerza el respaldo del electorado hacia el republicano, quien regresa al poder en un contexto polarizado y con expectativas altas sobre sus políticas de gobierno.
El Congreso también muestra un panorama favorable para el recién electo mandatario. Con 52 escaños en el Senado y 198 en la Cámara de Representantes, el Partido Republicano se consolida como una fuerza dominante en el ámbito legislativo, lo que le permitirá a Trump gobernar con menos resistencia y mayor apoyo en ambas cámaras. Este equilibrio en el Capitolio se presenta como un factor clave para la implementación de su agenda en los próximos años.
La victoria de Trump se ha construido no solo sobre su ventaja en el voto popular, sino también gracias a una recuperación estratégica de los llamados “swing states”. Este cambio ha sido decisivo para que el republicano alcanzara nuevamente la presidencia.
En la elección de 2020, el demócrata Joe Biden ganó varios estados históricamente volátiles, como Arizona, Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin, que pasaron a formar parte de su coalición de votos electorales y aseguraron su triunfo frente a Trump. Sin embargo, en esta elección de 2024, Trump ha logrado retomar estados clave como Wisconsin, Pensilvania, Georgia y Arizona, que se movieron nuevamente hacia el Partido Republicano. Esta recuperación de terreno refleja un cambio significativo en el apoyo de los votantes de estos estados, impulsado por factores económicos, sociales y políticos que resonaron con su electorado.
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